Y, puesto que aún tenemos que hablar de muchas cosas, hoy charlo con el poeta de una palabra que late bajo todas las que él dice: la palabra LIBERTAD.
“Alas de alambre”. Foto: Carmen Montalbán
La libertad siempre es grande, y pudiera ser mayor… si preparas el terreno. Cuando acude a nuestro lado, la escuchamos dialogar en apenas un susurro sobre la dignidad y los derechos; pero, si alguien nos la quita, nos da gritos colosales que el poeta escucha y repite, como en eco.
Porque la poesía es la fábula de nuestro viaje sin fin por el mar desconocido, y el poeta es el viajero que se marcha a la aventura. Con su brújula interior; un horizonte al fondo y campo abierto, se convierte en un ángel de grandes alas, hechas con las cadenas de su férreo derecho a decidir.
“Campo abierto”
Y es que el poeta es libre, aunque esté preso. Por amor a lo que vuela, no hace nido en este suelo. Ahora, quisiera saber cuánto abarca el mar bravío, pues, para él, la tierra es chica y sólo puede crecer al lado del mar amado.
“El mar amado”. Foto: Carmen Montalbán
Así que, harto de vivir en las prisiones del tiempo, ese hombre libre que digo ─nuestro poeta─ toma la libertad bajo palabra y se marcha, viento en popa, a cantarle odas al aire; como una cometa al viento.
“Para él, la tierra es chica”. Foto: Carmen Montalbán
*He empleado para este recorte versos de poetas citados al final de mi entrada “Que tenemos que hablar de muchas cosas”
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